Nota del Día: El pulso del rural grita con voz de mujer
Una fecha para mirar de frente la deuda con quienes sostienen la vida en el medio rural

Sin ellas, no hay campo que valga / #Tintamanchega

by | Oct 15, 2025 | #Manchactual

El 15 de octubre no es una conmemoración, es una deuda pendiente con quienes sostienen la vida en el medio rural. Sin su igualdad, no hay futuro que echar a andar.

En la provincia de Ciudad Real, el 15 de octubre se parece a la propia llanura: amplio, sereno y lleno de trabajo invisible. Amanece temprano, huele a campo y a taller abierto. En los pueblos se cruzan voces que hablan de cosechas, de cuidados, de gestiones y de futuro. No es un día solemne; es un espejo que devuelve el reflejo de quienes sostienen la vida cotidiana del medio rural con una mezcla de oficio, constancia y esperanza.

Por eso esta fecha pide mirada atenta. Sirve para afinar la conversación sobre lo que de verdad importa. Cómo convertir el reconocimiento en derechos, la presencia en decisiones y el esfuerzo en oportunidades que se queden en el territorio. Empecemos por ahí, por nombrar lo esencial y abrir, sin prisa y con firmeza, el camino de un año entero.

En el corazón del medio rural hay una mujer que no cabe en una etiqueta. Una mujer que sostiene con trabajo visible e invisible la economía y la vida comunitaria. Siembra y transforma, cuida y organiza, emprende y abre caminos. Desde esa cotidianeidad que no sale en la foto, empuja la innovación y la sostenibilidad del territorio.

Para que su impulso se convierta en futuro compartido hacen falta llaves concretas: tierra, crédito, formación, tiempo propio, corresponsabilidad en los cuidados, presencia estable donde se deciden las cosas, protección frente a todas las violencias, y puertas abiertas. Cuando esas llaves giran, no solo se reconoce su mérito, sino que se enciende el pulso del campo.

Reivindicar el Día de la Mujer Rural es recordar que el campo no se sostiene solo con tierras y máquinas, sino con biografías que rara vez salen en la foto. Ponerlo en el calendario es un gesto mínimo; ponerlo en la conversación pública es empezar a corregir una costumbre, porque nombrar esta realidad no es un homenaje. Es una forma de hacer visible lo que sostiene.

También es una invitación a medirnos sin autoengaños. Si este día sirve, debe servir para preguntarnos qué ha cambiado desde la última vez que lo marcamos. Cuánta voz hay en la toma de decisiones, cuánto tiempo propio hay cuando hablamos de cuidados, cuánta independencia económica se ha ganado y cuánta se ha perdido. Sin esa contabilidad moral y material, la fecha se queda en rito; con ella, se convierte en palanca de responsabilidad compartida.

Reivindicarlo es, además, ensanchar la idea de progreso. No hay desarrollo rural si se confunde con supervivencia; no hay futuro si el talento se fuga por falta de oportunidades o de reconocimiento. Este día nos permite reordenar prioridades: que la conectividad, la formación, la corresponsabilidad y la participación dejen de ser “complementos” y pasen a ser infraestructura del territorio, tan imprescindible como el agua o las vías.

Y es, por último, una promesa con fecha abierta. Lo que se diga hoy vale de poco si mañana no hay presupuestos que lo sostengan, si pasado mañana no hay seguimiento y si al año siguiente no hay resultados. Reivindicar el 15 de octubre es comprometerse a que la conversación no termine al caer la tarde: que se traduzca en decisiones estables, derechos efectivos y tiempo propio. No se pide un aplauso más largo, sino un camino más firme. Ese es el sentido de la jornada: recordar que el futuro del medio rural se escribe mejor cuando se escribe en igualdad.

Formar para decidir

No como curso suelto que se olvida al día siguiente, sino como un hilo que acompaña el año. AMFAR lo pone en el centro de su agenda provincial; competencias digitales, gestión y liderazgo; y AFAMMER lo refuerza con itinerarios como Conect@ en Rural y su manifiesto: aprendizaje útil que abre puertas al crédito, al mercado y a los espacios donde se decide.

Que la visibilidad valga por oportunidades.

Un encuentro o una feria solo cumplen su sentido si, después del aplauso, quedan pedidos y colaboraciones. Es el listón que marcan la Junta de Castilla-La Mancha con su programación provincial y ayuntamientos como Miguelturra: medir lo que ocurre después; alianzas, contratos, empleo; para que el día no se evapore.

Agenda pública que no se agote en octubre.

Calendario, presupuesto y seguimiento para consolidar conciliación, conectividad y asesoramiento. Lo señalan el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, la Diputación de Ciudad Real y la red de Centros de la Mujer: cuando lo esencial se convierte en infraestructura, el territorio cambia de ritmo.

Tiempo y voz propia.

El reconocimiento de hoy solo tendrá sentido si se traduce en presencia estable donde se toman decisiones y en corresponsabilidad real en los cuidados. AFAMMER lo plantea como autonomía y tolerancia cero frente a las violencias; AMFAR insiste en ocupar consejos rectores y foros clave. Ahí está el núcleo de la reivindicación: que la vida que sostienen no las deje fuera del futuro que se construye.

Si estas llaves se giran, el 15 de octubre dejará de ser efeméride para convertirse en compromiso de Estado. Porque hablar de mujeres rurales es hablar de país, de futuro y de justicia.

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