«De Barrio»: En la mirada de la Asociación Vecinal Carlos Eraña y Miriam Lozano
#Tintamanchega viaja al solerano Barrio de Los Ángeles para conocer el trabajo de su asociación vecinal de la mano de su presidenta, Miriam Lozano

Miriam Lozano / #Tintamanchega

by | Oct 13, 2025 | #Manchactual

Miriam Lozano deja la presidencia de la Asociación Carlos Eraña, pero no su barrio. En los Silos, uno de los símbolos de su gestión, queda su mensaje: Sin vecinos no hay ciudad.

En Ciudad Real, el paseo Carlos Eraña conecta seis barrios; Puerta de Granada, Residencial Ronda, La Corredera, Los Ángeles, Vergel y San Vicente de Paúl; que forman uno de los distritos más antiguos y activos de la ciudad. Allí, Miriam Lozano Moya se prepara para dejar la presidencia de la Asociación de Vecinos Carlos Eraña, la «más veterana del municipio». Cuatro años después de asumir el cargo, anuncia su marcha con una mezcla de cansancio y convicción: el barrio sigue vivo, pero el modelo vecinal se desgasta.

“Una asociación de vecinos está bien que haga actividades, porque hace barrio. Pero realmente es para reivindicar los derechos de los vecinos”.

Un movimiento con historia

La Asociación Carlos Eraña nació en 1978, cuando en la zona todavía se iba “a por agua a las fuentes de La Corredera”. Aquellas primeras movilizaciones vecinales reclamaban servicios básicos y participación en las decisiones municipales. Casi medio siglo después, Miriam reivindica el mismo principio: La asociación como herramienta de representación y presión, no solo de ocio.

Barrio de San Vicente de Paúl / #Tintamanchega
Barrio de San Vicente de Paúl / #Tintamanchega

Durante su mandato, la entidad ha tratado de mantener ese equilibrio entre reivindicación y comunidad. “El barrio es un pueblo grande. Aquí nos conocemos todos, hay negocios, bares, colegios. Económicamente está creciendo”, explica. En los últimos años, la Carlos Eraña ha trabajado con la parroquia, las hermandades, la Fundación Gitana, la asociación de Sensibilidad Química Múltiple o el colegio Marianistas. Su función, dice, es articular una red donde antes solo había vecindad espontánea.

“Una asociación lo que hace es barrio. Y para que funcione una ciudad, tienen que funcionar los barrios”.

Luces en San Vicente de Paúl

Uno de los logros más visibles ha sido la recuperación de San Vicente de Paúl, la parte más humilde y olvidada del distrito. Durante décadas, sus calles estuvieron prácticamente a oscuras. “Ese barrio llevaba 50 años sin luz. Y ahora, con cuatro farolas viejas de los Silos, han puesto iluminación. La visibilidad que da eso a un barrio donde antes la gente no quería pasar es enorme”.

La presidenta lo interpreta como una muestra de lo que puede conseguir la presión vecinal: pequeñas victorias que cambian la vida cotidiana.

Pero no todo ha mejorado. Miriam se muestra especialmente crítica con la limpieza y la gestión de residuos. “La ciudad está asquerosa. No este barrio, la ciudad entera. Algo pasa”, afirma sin rodeos. Reconoce, sin embargo, la buena coordinación con el área de Participación Ciudadana, responsable de proyectos como el árbol de Navidad de ganchillo que los vecinos elaboran de forma colaborativa. “Esa concejalía sí funciona, y lo del árbol ha sido un ejemplo de cómo un proyecto común une a la gente”.

Los Silos: la bandera de Miriam Lozano

Para Miriam Lozano, los Silos condensan lo que puede lograr una asociación cuando sostiene la presión vecinal. La controversia llegó cuando Vox cuestionó que el Ayuntamiento destinara “unos 350.000 €” al proyecto. La asociación defendió que era una reivindicación histórica y celebró que, con la actual corporación, las obras se hayan puesto en marcha: “Si el alcalde no hubiera querido, no se habrían hecho los Silos”, admite Lozano, que insiste en no quedarse a medias: “Ya que empiezas, termínalo”.

Ahora pide aprovechar el presupuesto participativo (400.000 €) para acabar y dignificar el conjunto: pintar los Silos y rematar el entorno con criterio. Reclama voto vecinal y recuerda el peso del distrito: 7.500 vecinos, “casi el 10% de la población” de Ciudad Real.

Los Silos / #Tintamanchega
Los Silos / #Tintamanchega

Recomendación a Cañizares: Culminar la intervención y pintar los Silos con cargo al participativo, cerrando el proyecto con un acabado visible y cuidado. “Si lo hacen bien, el Ayuntamiento se gana muchos puntos aquí”.

La fatiga de la participación

A pesar de los avances, Lozano ha decidido dejar el cargo. “La directiva se ha quemado. Son poco participativos. Y los vecinos, igual. Son 15 euros al año, eso es una miseria, y aun así cuesta encontrar socios”, lamenta. Su diagnóstico es claro: el desinterés ciudadano amenaza la continuidad de muchas asociaciones.

“Nos gusta que nos lo den hecho y gratis. Pero una asociación no se puede mover si no hay socios. Si no hay dinero, no hay actividades. Lo queremos todo, y todo no se puede”.

Su reflexión apunta más allá de su barrio. Las asociaciones vecinales —instrumentos clave de participación ciudadana durante la Transición y los primeros años de la democracia municipal— atraviesan una crisis de relevancia. En una sociedad más individualista y digital, los mecanismos tradicionales de representación vecinal pierden fuerza frente a canales informales: redes sociales, grupos de WhatsApp o plataformas puntuales de protesta.

La representación en tiempos de desconfianza

“Hay una pérdida de confianza en la colectividad”, admite Miriam. “La gente ha perdido la fe en las manifestaciones, en lo común. Las asociaciones vecinales son otra de las damnificadas de esa pérdida”.

La presidenta considera que el antídoto está en la cercanía: “La confianza se gana estando presente. A veces, la persona que no confía en ti es porque ha necesitado ayuda y no la ha encontrado en la figura del presidente.”

Esa idea resume su forma de ejercer el cargo. Lozano nació en el barrio, se crió en él, lleva 40 años trabajando en su propio negocio, y, 56 años después, sigue en el barrio al que recientemente vuelve a vivir. Conoce a los vecinos “por nombre, por oficio, por vida”. Esa experiencia le da autoridad para hablar de lo cotidiano, de lo que realmente importa en la gestión municipal: aceras, limpieza, iluminación, convivencia. “Si un presidente no sabe los problemas del barrio y no se queja, los vecinos están como pollos sin cabeza. Y si lo que haces está mal, el barrio lo nota”.

Un papel aún necesario

Para Miriam, las asociaciones siguen siendo necesarias, aunque cambien sus funciones. Ya no son solo canales de reivindicación, sino espacios de mediación y pertenencia. “Cuando un barrio tiene una asociación activa, se nota. Los vecinos participan, los problemas se comunican y se resuelven antes.”

San Vicente de Paúl / #Tintamanchega
San Vicente de Paúl / #Tintamanchega

Reivindica además una mayor atención institucional: “Si hay asociaciones que no funcionan, el Ayuntamiento debería replantearse qué hacer. No hay que darlo todo masticado, pero tampoco dejarlas solas.”

El barrio Carlos Eraña, con casi medio siglo de historia organizada, demuestra que la vida en común no se improvisa. Requiere tiempo, implicación y cierta paciencia colectiva. “Me gustan mis vecinos, me encanta mi barrio. Me voy con tristeza, pero con la cabeza alta. Quiero que el que venga detrás me iguale o me mejore”, resume.

Una advertencia

Su despedida es también una advertencia sobre el futuro de la participación local. Si las asociaciones vecinales se apagan, dice, se apaga una parte de la identidad de los barrios.

“Para que una ciudad funcione, tienen que funcionar los barrios. Si los barrios funcionan, funciona la ciudad”.

En tiempos de pantallas y comunicación instantánea, la representación vecinal parece un mecanismo anticuado, pero sigue siendo uno de los pocos espacios donde los ciudadanos pueden dialogar de manera directa con la administración. El caso de la Asociación Carlos Eraña muestra sus límites y su vigencia: la fatiga del voluntariado, la falta de relevo y la necesidad de una ciudadanía más implicada.

Lozano lo resume con una frase que mezcla realismo y compromiso: “En una guerra, una retirada a tiempo es una victoria”. Y, aun así, deja claro que su retirada no será una renuncia:

“Seguiré preocupándome, aunque sea desde fuera. Porque soy del barrio y el barrio es lo que soy”.

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